Sé, por experiencia propia, que la restricción solo alimenta la ansiedad. Por eso te enseñaré a alimentarte con más balance ¡y menos culpas!
Lo haremos comiendo rico, ¡De todo un poco! porque en balance no hay prohibidos, hay porciones.
Además, te puedo garantizar que las deudas del hambre se pagan con intereses, y a mayor restricción… ¡Mayor tentación!